domingo, 20 de noviembre de 2016

CON EL MATRIMONIO SE FORMA UNA NUEVA FAMILIA.

La Biblia dice que el hombre que se case “dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa”. Lo mismo sucede en el caso de la esposa. Al casarse, los dos se convierten en “una sola carne”. Son una nueva familia (Mateo 19:5).
Su matrimonio debe ocupar el primer lugar. “Uno de los objetivos básicos del matrimonio es establecer un sentido de equipo o de unión entre esposo y esposa —escribe John Gottman, consejero matrimonial—. Crear o renovar ese sentido de unión con el cónyuge supone despegarse de la familia de uno.” *
Esposos, imiten el amor de Cristo
LA NOCHE antes de morir, Jesús les dijo a sus apóstoles fieles: “Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros. En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí” (Juan 13:34, 35). Así es, los verdaderos cristianos deben amarse unos a otros.
Más tarde, el apóstol Pablo les escribió lo siguiente a los esposos cristianos: “Esposos, continúen amando a sus esposas, tal como el Cristo también amó a la congregación y se entregó por ella” (Efe. 5:25). Veamos cómo pueden los esposos —sobre todo aquellos cuya esposa sirve a Jehová— llevar a la práctica esta exhortación bíblica.
Cristo cuida a su congregación
“Los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos —señala la Biblia—. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama, porque nadie jamás ha odiado a su propia carne; antes bien, la alimenta y la acaricia, como también el Cristo hace con la congregación.” (Efe. 5:28, 29.) Jesús sentía un profundo cariño por sus discípulos y, aunque eran imperfectos, los trataba con ternura y con bondad. Además, se centraba en sus virtudes, no en sus defectos (Efe. 5:27).
Tal como Jesucristo le demostró su amor a la congregación, el cristiano debe demostrarle a su esposa, tanto de palabra como de obra, lo mucho que la quiere. La esposa que recibe constantes muestras de amor se siente valorada y feliz. En cambio, una mujer podría tener una casa hermosa y muchas comodidades, y aun así sentirse desdichada si su marido la descuida o la ignora.
¿Qué cosas hace el cristiano para demostrarle a su esposa que la quiere? Cuando están en público, le habla con dignidad, la elogia siempre que puede y no duda en reconocer los logros que ha alcanzado la familia gracias a ella. Pero también en privado la hace sentir amada. Tomarla de la mano, sonreírle, abrazarla o decirle algún halago pueden parecer detalles insignificantes, pero de seguro dejarán una huella imborrable en su corazón.
Si usted ha recibido algún nombramiento en la congregación, quizás haya ocasiones enlas que le cueste trabajo atender debidamente sus obligaciones familiares. Pero si hay cooperación entre ancianos y siervos ministeriales y se reparten de forma razonable las tareas, usted podrá tener más tiempo libre para dedicárselo a la hermana que más lo necesita: su esposa. Recuerde que hay otros hermanos que pueden encargarse de las tareas que usted realiza en la congregación, pero ninguno de ellos puede encargarse de cuidar a su esposa, solo usted.
Por otra parte, usted es cabeza de su esposa. La Biblia enseña: “La cabeza de todo varón es el Cristo; a su vez, la cabeza de la mujer es el varón” (1 Cor. 11:3). ¿Cómo se espera que usted ejerza esa autoridad? Con amor, no repitiendo una y otra vez este versículo y exigiendo respeto, sino tratando a su esposa de la manera como ejemplificó Jesús; esa es la clave (1 Ped. 2:21).
La esposa necesita sentir que es la mejor amiga de su esposo. Por eso es tan importante que hagan cosas juntos. Esfuércense por servir a Jehová juntos, estudien la Biblia juntos, coman juntos, salgan a caminar, dediquen tiempo a conversar. Que se note que además de ser marido y mujer son amigos íntimos.
“Los amó hasta el fin”
Jesús amó a sus discípulos “hasta el fin” (Juan 13:1). Hay esposos que no siguen el ejemplo de Jesús. Algunos incluso han abandonado a “la esposa de [su] juventud”, a veces por alguien más joven (Mal. 2:14, 15).
En cambio, hay esposos como Willi, que se esfuerzan por imitar a Cristo. Por años, su esposa ha necesitado muchos cuidados debido a su salud. Pese a ello, Willi dice: “Siempre he visto a mi esposa como un regalo del cielo. Así de valiosa es para mí. Además, hace sesenta años prometí cuidarla en las buenas y en las malas, y nunca olvidaré esa promesa”.
Esposos, imiten el amor de Cristo y cuiden con ternura a sus esposas..., sus hermanas..., sus amigas.
7 Una manera en que el cristiano puede honrar a su esposa es teniendo muy en cuenta su opinión y sus sentimientos antes de tomar una decisión que pudiera afectar a la familia. Por ejemplo, el esposo tal vez crea que debe cambiar de empleo o que la familia debe mudarse. O quizá se trate de un asunto más cotidiano, como adónde ir de vacaciones o cómo adaptar el presupuesto para hacer frente al alto costo de la vida. Puesto que estas cuestiones afectarán a toda la familia, es una muestra de consideración de su parte consultar a su esposa. Además, esto es muy beneficioso, pues así él seguramente tomará una decisión más equilibrada, y a ella se le hará más fácil darle su apoyo (Pro. 15:22). El cristiano que honra a su esposa se ganará su cariño y su respeto, pero más importante aún, contará con el favor de Jehová (Efe. 5:28, 29).
 Hay otros campos en los que el esposo considerado también trata a su esposa con respeto. Por ejemplo, toma en cuenta sus sentimientos, hasta en asuntos menores. Sin embargo, un cristiano que lleva casado cuarenta y siete años admite: “Esto es algo en lo que todavía puedo mejorar”
13 El esposo cristiano debe tratar con amor a su esposa. El apóstol Pedro escribió: “Ustedes, esposos, continúen morando con ellas de igual manera, de acuerdo con conocimiento, asignándoles honra como a un vaso más débil, el femenino, puesto que ustedes también son herederos con ellas del favor inmerecido de la vida, a fin de que sus oraciones no sean estorbadas” (1 Ped. 3:7). En efecto, si el esposo pasa por alto los consejos bíblicos, puede que Jehová no escuche sus oraciones. En ese caso es probable que se deteriore la espiritualidad de ambos cónyuges, lo que a su vez puede producir muchas tensiones, peleas y asperezas.

 La abnegación refuerza el compromiso. “No vigil[e] con interés personal solo sus propios asuntos, sino también con interés personal los de los demás.” (Filipenses 2:4.) Poner las necesidades y preferencias del cónyuge por encima de las propias es una de las maneras de reforzar el compromiso. Premji, que lleva veinte años casado, siempre procura colaborar con su esposa en las tareas de la casa, ya que ella tiene un trabajo de jornada completa. “Ayudo a Rita a cocinar, limpiar y demás —comenta—, pues quiero que tenga tiempo y energías para hacer las cosas que le gustan.”