La Biblia dice que el hombre que se case
“dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa”. Lo mismo
sucede en el caso de la esposa. Al casarse, los dos se convierten en “una
sola carne”. Son una nueva familia (Mateo 19:5).
Su matrimonio
debe ocupar el primer lugar. “Uno de los objetivos
básicos del matrimonio es establecer un sentido de equipo o de unión entre
esposo y esposa —escribe John Gottman, consejero matrimonial—. Crear o renovar ese sentido de unión con
el cónyuge supone despegarse de la familia de uno.” *
Esposos,
imiten el amor de Cristo
LA NOCHE antes de morir, Jesús les dijo a sus apóstoles
fieles: “Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo
los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros. En esto
todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí” (Juan 13:34, 35). Así es, los verdaderos cristianos
deben amarse unos a otros.
Más tarde, el apóstol Pablo les escribió lo siguiente a
los esposos cristianos: “Esposos, continúen amando a
sus esposas, tal como el Cristo también amó a la congregación y se
entregó por ella” (Efe. 5:25). Veamos
cómo pueden los esposos —sobre todo aquellos cuya esposa sirve a Jehová— llevar
a la práctica esta exhortación bíblica.
Cristo cuida a su congregación
“Los esposos deben estar amando a sus esposas
como a sus propios cuerpos —señala la Biblia—. El que ama a su esposa, a
sí mismo se ama, porque nadie jamás ha odiado a su propia carne; antes bien, la
alimenta y la acaricia,
como también el Cristo hace con la congregación.” (Efe. 5:28, 29.) Jesús sentía un profundo cariño
por sus discípulos y, aunque eran imperfectos, los trataba con ternura y con
bondad. Además, se centraba en sus virtudes, no en sus defectos (Efe. 5:27).
Tal como Jesucristo le demostró su amor a la congregación, el cristiano debe demostrarle a su esposa, tanto de palabra
como de obra, lo mucho que la quiere. La esposa que recibe constantes
muestras de amor se siente valorada y feliz. En cambio, una mujer
podría tener una casa hermosa y muchas comodidades, y aun así sentirse
desdichada si su marido la descuida o la ignora.
¿Qué cosas hace el cristiano
para demostrarle a su esposa que la quiere? Cuando están en público, le habla
con dignidad, la elogia siempre que puede y no duda en reconocer los
logros que ha alcanzado la familia gracias a ella. Pero también en privado la hace sentir amada. Tomarla de
la mano, sonreírle, abrazarla o decirle algún halago pueden parecer detalles
insignificantes, pero de seguro dejarán una huella imborrable en su corazón.
“
Si usted ha recibido algún nombramiento en la
congregación, quizás haya ocasiones enlas que le cueste trabajo atender
debidamente sus obligaciones familiares. Pero si hay cooperación entre ancianos
y siervos ministeriales y se reparten de forma razonable las tareas, usted podrá tener más tiempo libre para dedicárselo a la
hermana que más lo necesita: su esposa. Recuerde que hay otros hermanos
que pueden encargarse de las tareas que usted realiza en la congregación, pero ninguno de ellos puede encargarse de cuidar a su esposa,
solo usted.
Por otra parte, usted es cabeza de su esposa.
La Biblia enseña: “La cabeza de todo varón es el Cristo; a su vez, la
cabeza de la mujer es el varón” (1 Cor. 11:3). ¿Cómo se espera que usted ejerza esa
autoridad? Con amor, no repitiendo una y otra vez este versículo y exigiendo respeto, sino tratando a su esposa de la manera
como ejemplificó Jesús; esa es la clave (1 Ped. 2:21).
La esposa necesita sentir que es la mejor amiga
de su esposo. Por eso es tan importante que hagan cosas juntos. Esfuércense por
servir a Jehová juntos, estudien la Biblia juntos, coman juntos, salgan a
caminar, dediquen tiempo a conversar. Que se note que además de ser marido y
mujer son amigos íntimos.
“Los amó hasta el fin”
Jesús amó a sus discípulos “hasta el fin” (Juan 13:1). Hay esposos que no siguen el ejemplo
de Jesús. Algunos incluso han abandonado a “la esposa de [su] juventud”, a
veces por alguien más joven (Mal. 2:14, 15).
En cambio, hay esposos como Willi, que se esfuerzan por
imitar a Cristo. Por años, su esposa ha necesitado muchos cuidados debido a su
salud. Pese a ello, Willi dice: “Siempre he visto a mi
esposa como un regalo del cielo. Así de valiosa es para mí. Además, hace
sesenta años prometí cuidarla en las buenas y en las malas, y nunca olvidaré
esa promesa”.
Esposos, imiten el amor
de Cristo y cuiden con ternura a sus esposas..., sus hermanas..., sus amigas.
7 Una manera en
que el cristiano puede honrar a su esposa es teniendo muy en cuenta su opinión
y sus sentimientos antes de tomar una decisión que pudiera afectar a la familia. Por ejemplo, el esposo tal vez crea que debe cambiar de
empleo o que la familia debe mudarse. O quizá se trate de un asunto más
cotidiano, como adónde ir de vacaciones o cómo adaptar el presupuesto para
hacer frente al alto costo de la vida. Puesto que estas cuestiones afectarán a
toda la familia, es una muestra de consideración de su parte consultar a su
esposa. Además, esto es muy beneficioso, pues así él seguramente tomará una
decisión más equilibrada, y a ella se le hará más fácil darle su apoyo (Pro. 15:22). El cristiano
que honra a su esposa se ganará su cariño y su respeto, pero más importante
aún, contará con el favor de Jehová (Efe. 5:28, 29).
Hay otros campos en los que el esposo considerado también
trata a su esposa con respeto. Por ejemplo, toma en cuenta sus sentimientos, hasta en asuntos menores. Sin embargo, un cristiano que
lleva casado cuarenta y siete años admite:
“Esto es algo en lo que todavía puedo mejorar”
13 El esposo
cristiano debe tratar con amor a su esposa. El apóstol Pedro escribió:
“Ustedes, esposos, continúen morando con ellas de igual manera, de acuerdo con
conocimiento, asignándoles honra como a un vaso más débil, el femenino, puesto que ustedes también son herederos con ellas del favor
inmerecido de la vida, a fin de que sus oraciones no sean estorbadas” (1 Ped. 3:7). En efecto, si el esposo pasa por alto los consejos
bíblicos, puede que Jehová no escuche sus oraciones. En ese caso es
probable que se deteriore la espiritualidad de ambos cónyuges, lo que a su vez
puede producir muchas tensiones, peleas y asperezas.
▸ La abnegación refuerza el compromiso. “No vigil[e] con interés personal solo sus propios asuntos,
sino también con interés personal los de los demás.” (Filipenses 2:4.) Poner las necesidades y preferencias del
cónyuge por encima de las propias es una de las maneras de reforzar el
compromiso. Premji, que lleva veinte años
casado, siempre procura colaborar con su esposa en las tareas de la casa, ya
que ella tiene un trabajo de jornada completa. “Ayudo a Rita a cocinar, limpiar
y demás —comenta—, pues quiero que tenga tiempo y energías para hacer las cosas
que le gustan.”
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